Esta misma mañana estuve visitando el Parque San Francisco, que debe su nombre al antiguo convento de franciscanos que tuvo su origen en este antiguo bosque, donde se cuenta que San Francisco de Asís descansó cuando peregrinaba para Santiago. Esta es un poco la historia del parque aunque yo tengo mi propia historia. Cuando era pequeño subía con mi padre al parque, un parque que con los ojos de un niño lo veía enorme. Siempre había un barquillero cerca y para allá íbamos. Se pagaban unas "perronas" como se les llamaba a los céntimos en Oviedo y girabas la ruleta que llevaba sobre el tambor de los barquillos, creo recordar que siempre tenias premio, seria injusto que no le tocara nada a un niño. Cuando ya tenias tus barquillos entre bocado y bocado les dabas algo a los patos o las ocas y hasta los pavos reales se llevaban algo y .... como no te reservabas un barquillo para la estrella del parque...... la osa Petra, que era lo que más nos impresionaba a los niños. Bien eso ya es historia pero el paseo por el parque me hizo recordar unos momentos que ahora en especial me parecen muy entrañables. Ya no hay osos, los pavos reales en lugar de pasear por la hierba se suben a los tejados (como el que se ve en la foto) y el parque parece más pequeño, pero sigue siendo con sus arboles centenarios, su verde hierba, sus fuentes y estanques un homenaje al paisaje Astur.
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